Reforma constitucional

Reforma constitucional

Del entusiasmo a la decepción. No puedo dejar de mencionar la importancia que tuvo para mí ser parte del debate del proyecto enviado por Miguel Lifschitz para declarar la necesidad de...

 

No puedo dejar de mencionar la importancia que tuvo para mí ser parte del debate del proyecto enviado por Miguel Lifschitz para declarar la necesidad de la reforma la Constitución Provincial, en agosto de 2018. Muchas de las cuestiones que mencioné antes tendrían otro alcance si estuvieran reconocidas en nuestra Carta Magna, en forma de derechos, obligaciones, garantías. No me da miedo darle más herramientas a la gente para que decida lo que fuera, con mayor autonomía, porque creo enormemente en la democracia.

 

En ese momento señalé mi decepción por no haber podido, como en otras oportunidades anteriores, superar nuestras diferencias como representantes del pueblo santafesino para reformar una constitución sancionada en 1962, hace casi 60 años. Sobre todo, en una provincia que tiene una historia constitucional y reformista tan rica, donde hace poco conmemoramos los 200 años de la sanción Estatuto de 1819. No solo es la primera Constitución de Santa Fe sino la primera en entrar en vigencia en el Río de la Plata, un activo que merece ser destacado en nuestra memoria histórica. La impulsó el Brigadier Estanislao López, un gobernador que puede ser recordado como un hombre de armas, un caudillo, un luchador que en medio del fragor del nacimiento de la Nación, se dio el tiempo para darle a esta provincia una constitución. Fue con lucha, pero también con instituciones, que nació la provincia invencible de Santa Fe.

 

A diario, los y las jóvenes nos demandan cambios y esa era una oportunidad para consagrar el cambio de los cambios. Qué nos queda a las mujeres, que tuvimos una Constitución pensada y decidida por 58 hombres, una mujer ausente y otra cuyo mandato fundamental, según dijo entonces, era el de madre y entiendo que lo fuera porque en enero del 62 afuera estaban las armas y las botas, y la provincia vivía un momento de fuerte inestabilidad institucional.

 

No me resigno y aspiro a que más temprano que tarde tengamos valentía y nos dispongamos a reformar la Constitución Provincial. No quiero una democracia que se limite a elegir a los gobernantes; quiero un nuevo valor para lo público, una democracia vibrante y transparente.


Clara García
Reforma constitucional

Del entusiasmo a la decepción. No puedo dejar de mencionar la importancia que tuvo para mí ser parte del debate del proyecto enviado por Miguel Lifschitz para declarar la necesidad de...

 

No puedo dejar de mencionar la importancia que tuvo para mí ser parte del debate del proyecto enviado por Miguel Lifschitz para declarar la necesidad de la reforma la Constitución Provincial, en agosto de 2018. Muchas de las cuestiones que mencioné antes tendrían otro alcance si estuvieran reconocidas en nuestra Carta Magna, en forma de derechos, obligaciones, garantías. No me da miedo darle más herramientas a la gente para que decida lo que fuera, con mayor autonomía, porque creo enormemente en la democracia.

 

En ese momento señalé mi decepción por no haber podido, como en otras oportunidades anteriores, superar nuestras diferencias como representantes del pueblo santafesino para reformar una constitución sancionada en 1962, hace casi 60 años. Sobre todo, en una provincia que tiene una historia constitucional y reformista tan rica, donde hace poco conmemoramos los 200 años de la sanción Estatuto de 1819. No solo es la primera Constitución de Santa Fe sino la primera en entrar en vigencia en el Río de la Plata, un activo que merece ser destacado en nuestra memoria histórica. La impulsó el Brigadier Estanislao López, un gobernador que puede ser recordado como un hombre de armas, un caudillo, un luchador que en medio del fragor del nacimiento de la Nación, se dio el tiempo para darle a esta provincia una constitución. Fue con lucha, pero también con instituciones, que nació la provincia invencible de Santa Fe.

 

A diario, los y las jóvenes nos demandan cambios y esa era una oportunidad para consagrar el cambio de los cambios. Qué nos queda a las mujeres, que tuvimos una Constitución pensada y decidida por 58 hombres, una mujer ausente y otra cuyo mandato fundamental, según dijo entonces, era el de madre y entiendo que lo fuera porque en enero del 62 afuera estaban las armas y las botas, y la provincia vivía un momento de fuerte inestabilidad institucional.

 

No me resigno y aspiro a que más temprano que tarde tengamos valentía y nos dispongamos a reformar la Constitución Provincial. No quiero una democracia que se limite a elegir a los gobernantes; quiero un nuevo valor para lo público, una democracia vibrante y transparente.


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